Con las detalladas instrucciones de los arquitectos Sergio y Abel, Bily Cabrera, ingeniero técnico (en su tiempo libre cuando está sobrio), está rompiéndose las neuronas para diseñar el artefacto que dará "vida" a la máquina de ligar. Cuenta con un elevado presupuesto de 10€, una caja de plástico inservible, un amasijo de cables y el apoyo incondicional de los productores para finalizar la máquina en el plazo de un mes.
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